viernes, 19 de diciembre de 2008

SINDROME DEL BIBERON

La caries de biberón, también conocida como Síndrome de biberón, es una condición dental que puede destruir a los dientes de un bebé o un niño pequeño.
Ocurre cuando los dientes de un niño se encuentran expuestos con frecuencia a líquidos azucarados por largos periodos de tiempo.
Entre éstos líquidos se encuentran la leche (incluida la leche materna), leche en fórmula, jugo y otras bebidas dulces.
También influye el uso y desuso del chupón.
La caries ocurre después de ataques ácidos frecuentes.
Es por esto que no sólo influye lo que toman los niños, sino la frecuencia y por cuanto tiempo se encuentran sus dientes expuestos a los ácidos.
Esta es la razón por la cual el ofrecer líquidos dulces como método para tranquilizar al bebé o permitir que su hijo se duerma con el biberón durante la noche o siestas puede ocasionar gran daño a los dientes.
Durante el sueño la cantidad de saliva disminuye lo cual permite que el azúcar se quede en contacto con los dientes por mas tiempo.
Esto incrementa en gran medida el riesgo de aparición de caries.
Los dientes que más frecuentemente se lesionan son los dientes anteriores superiores, pero también se pueden afectar otros dientes.
Los dientes temporales o de leche son muy importantes para que el niño pueda masticar, aprenda a hablar y verse bien.
Las caries de los dientes infantiles puede afectar la erupción de los dientes permanentes, ocasionar dolor y se puede relacionar con problemas de salud general en algunos niños.
Por lo mismo es muy importante mantener los dientes sanos desde los primeros años.
Para que el desarrollo bucal de un niño se lleve a cabo correctamente, el dentista deberá informar a los padres primerizos acerca de los cuidados dentales del pequeño.
El aporte adecuado de flúor y la correcta limpieza dental.
Es importante, por ejemplo, que el bebé o niño nunca se vaya a dormir con un biberón que contenga leche, leche de fórmula, jugos o líquidos dulces o con un chupón remojado en azúcar o miel.
Si el bebé requiere de alguna bebida entre comidas o al acostarse le puede dar un biberón con agua simple o un chupón limpio recomendado por el dentista o pediatra.
La higiene oral debe comenzar a muy temprana edad.
Se recomienda limpiar las encías del bebé con una gasa limpia o tela después de cada comida y empezar a cepillar los dientes tan pronto como el primero de ellos aparezca.
El hilo dental se debe utilizar cuando hayan erupcionado los 20 dientes temporales, lo cual ocurre entre los 2 o 2 ½ años.
A partir de los 3 ó 4 años, será el pequeño quien se cepille o use el hilo dental, siempre después de cada comida si se trabaja en este hábito desde los primeros años.
Tras la ingesta de golosinas, galletas, pasteles, cereales de avena con pasas y otro alimento pegajoso la limpieza es esencial ya que se adhieren a las muelas, y, por lo tanto, favorecen la proliferación bacteriana y la formación de caries.

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