lunes, 22 de diciembre de 2008

LA NUTRICION Y LOS DIENTES


La boca es una ventana que permite que un dentista hábil pueda evaluar su salud general. Los exámenes dentales periódicos permiten detectar signos de trastornos de la alimentación y condiciones precancerígenas.
Cuidar su boca es un paso importante en el camino hacia una buena salud. Los hábitos alimenticios, cepillarse regularmente, utilizar hilo dental y flúor, y hacerse controles periódicos constituyen partes importantes de una buena salud.

Sin embargo, los patrones de alimentación y las opciones de alimentos pueden ser factores importantes en la formación de caries. Todo lo que se come pasa por la boca, donde los hidratos de carbono pueden ser utilizados por las bacterias de la placa dental para producir ácidos capaces de dañar el esmalte dental. La placa es un depósito casi invisible de bacterias y de los subproductos que constantemente se forman en los dientes de todas las personas. La placa retiene los ácidos en los dientes. Después de varios ataques similares, el esmalte dental puede romperse, formando una caries.
Los factores que intervienen en la acumulación de placa bacteriana o en la producción de ácidos incluyen:
La frecuencia de las comidas. Cada vez que se consumen alimentos que contienen hidratos de carbono, se liberan ácidos que atacan los dientes durante aproximadamente 20 a 40 minutos. Cuánto mayor sea la frecuencia de las comidas, mayores serán las oportunidades de producción de los ácidos.
Características de los alimentos. Algunos alimentos suelen trabarse o pegarse a los dientes. Aunque se pueda pensar que no son pegajosos, los almidones cocidos, como por ejemplo, las papas fritas o galletas saladas son los primeros de la lista de alimentos pegajosos, situados más arriba que las barras de dulce y los caramelos masticables. Las características de los alimentos son los que determinan la cantidad de tiempo que permanecen en la boca. Los alimentos que tardan mucho en disolverse, como las galletas y barras de granola, están en contacto con los dientes durante más tiempo, por lo que los ácidos también disponen de más tiempo para dañar el esmalte dental. Esto es totalmente opuesto a lo que sucede con los alimentos que se disuelven rápidamente, como por ejemplo, los dulces de gelatina y los caramelos masticables.
El hecho de que el alimento sea ingerido como parte de una comida o no. La producción de saliva aumenta durante una comida para ayudar a neutralizar la producción de ácidos y despejar la comida de la boca.
Los almidones también pueden causar caries. Todos los almidones—el pan, las galletas saladas, pasando por los azúcares de la fruta, la leche, la miel, la melaza, los endulzantes de maíz y el azúcar refinada—pueden producir los ácidos que dañan los dientes.
Además, la relación entre nutrición y salud oral se da también viceversa, es decir, dependiendo del buen mantenimiento de nuestros dientes y encías aprovecharemos en mayor o menor grado los diferentes alimentos que ingiramos. Por ello, en primer lugar debemos tener especial cuidado con los alimentos ricos en azúcares, causantes de las caries y posteriores complicaciones dentales. Las proteínas son importantes al momento de la formación dentaria.

Una deficiencia de proteínas como pasa en la desnutrición tiene como consecuencia un marcado retraso en la erupción de los primeros dientes del bebe, también llamados dientes de leche. Además, al pasar los años, los dientes de estos niños son mucho más vulnerables a desarrollar caries.

El calcio, la vitamina D y el flúor son otros de los componentes muy importantes para el fortalecimiento de los dientes, ya que juegan un papel preponderante durante su calcificación. La falta de vitamina D influye en el orden en que nacen los dientes, pudiendo generar problemas dentarios. Mientras que el flúor se encarga de endurecer el esmalte, evitando así las caries.

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